No cabe duda que, a medida que se va avanzando en el tiempo, van desapareciendo los grandes conocimientos, que solamente existen en los iniciados, pero no en todos, solamente en los que han alcanzado determinado grado dentro de la fraternidad que se han propuesto. Si usted es observador, se dará cuenta de que existen muchísimos negocios en que se anuncia la zumba, lugares donde existen bicicletas, aparatos diversos, lugares amplios muchos de ellos, en que damas y caballeros están bailando, haciendo ejercicio, estirando los músculos, en fin, un sinnúmero de ejercicios que van en mejoramiento de la salud de las personas, que acuden con un gran deseo de transformar sus cuerpos, cansados, afectados por enfermedades, invadidos por la grasa y diversos elementos que van en detrimento de su salud…
Pero al llegar a estos lugares van cambiando sus formas de vida, dicen ellos, así que nuevamente al día siguiente tienen una esperanza, solamente que de tanto ejercicio, les da apetito , regresan a sus hogares y terminan con los pocos o muchos alimentos guardados en la alacena; después, en muchas de las ocasiones, como se hubieron cansado de tanta actividad, de tanto trabajo, se disponen a dormir, a descansar, para tomar una buena siesta que los reponga, de igual manera las personas que trabajan con exceso, además de comer fuera de tiempo, regresan a sus hogares y comen dos , tres o cuatro horas después de lo correcto, comen excesivamente al llegar a casa, por ello después de comer ven la televisión y, si es posible, casi siempre, duermen con tranquilidad…
Solamente que no se dan cuenta de que duermen con el estómago lleno, no satisfechos, porque la hora de comer ya se les hubo pasado, no, ellos quizá se sientan a gusto, pero su estómago no, porque está demasiado lleno, no satisfecho, para poder descansar o dormir, el estómago está trabajando, el cerebro desde luego trabaja más de la cuenta, él da la orden de que los alimentos se transformen, pero es un gran esfuerzo el que realiza este órgano, pues los demás órganos no saben si estar activos o unirse a ese descanso forzado al que son sometidos por la persona en cuestión; esto trae como consecuencia mayores problemas, más expensa está esa gente a sufrir diversas molestias, que aterrizarán en alguna enfermedad y, desde luego, tendrán un carácter sumamente arrebatado, porque no están bien consigo mismos.
Ahora bien, cuando esto sucede se recurre a actividades como las que he mencionado en líneas anteriores, a consumir adelgazantes, acuden a los dietistas, a un sinnúmero de servicios médicos con tal de recuperar su figura, de recuperar esa destreza que durante mucho tiempo no se hubo cultivado o aprovechado, pero ya no es posible, quizá se sientan bien si llegando a su casa toman agua, coman lo más elemental y, desde luego, no desaprovechen su actividad, si no que ésta continúe, que puedan seguir moviendo sus músculos, que traten de entretenerse en trabajos positivos, movimientos diferentes a los acostumbrados, no dormirse inmediatamente, no llenar el estomago demasiado y tratar de sudar un poco, tomando agua, para que puedan eliminar muchas toxinas que pudiesen habitar en sus cuerpos…
Pero lo más importante es que podamos excluir de nuestro cuerpo cualquier basura que tengamos, los odios y resentimientos hacia los demás, la venganza, la mentira, la envidia, la prepotencia, la vanidad y la soberbia, dejando en su lugar la comprensión, el arrepentimiento, el perdón, el amor a los animales, vegetales, minerales y, en fin, a todo aquello que tenga vida, cuando hayamos desechado los odios y resentimientos, entonces nuestros cuerpos aunados a la actividad que desarrollemos, al trabajo que hagamos, recuperara su figura natural, y nuevamente estará lista para conducirnos hacia lugares de mayor frecuencia, cuando sintamos la frescura del agua, cuando le demos el lugar que le corresponde a la tierra, cuando saboreemos el aire que cubre nuestra cara con su velo agradable de pureza espiritual, y cuando el fuego del amor nos invite a reflexionar más profundamente en quiénes somos…
Entraremos al fondo de nosotros mismos, ya que nuestro cuerpo es un templo, con muchísimos milagros, porque los milagros existen y existirán por siempre, entonces nuestro ser interno nos dirigirá para que podamos perdonar a los demás, perdonarnos a nosotros mismos y amar a nuestras familias, a nuestros padres, esposas, hijos e hijas, nietos y nietas, nueras y yernos, suegros y suegras, cuñados y cuñadas, así como a todos los seres del Universo. Por ello, amigos y amigas que asisten a los gimnasios, antes de comenzar sus ejercicios dirijan la vista al cielo, den gracias por la vida, por tantos regalos que nos son dados, y entonces todo lo que hagamos será en provecho de nuestro cuerpo y de los demás, pero antes dar gracias a quien dirige nuestros pasos, por toda la Eternidad… obtengamos una revista y hagamos un MOMENTO de reflexión con todo lo que escriben nuestros colaboradores y colaboradoras, previo paguito de la misma… Seamos felices hoy y siempre queridos amigos y amigas… leámonos… hasta otro… instante…
Isaías Santos Valladares