Como Chapulín, también… ¡brincó!
Y entregó su capital político.
¡Claro¡ a cambio de prebendas y canonjías.
Quiere puestos públicos y contratos de obra.
Prometen cientos de miles de sufragios a favor del candidato.
Porque, sin consultar, comprometió el voto de sus representados.
Sí, el voto corporativo en toda su expresión.
Pilar del unipartidismo, a la imposición de candidatos y al fraude electoral en el pasado reciente, se hizo presente en el actual proceso electoral extraordinario en que se elegirá Gobernador Constitucional del Estado.
Las centrales obreras CTM-FTP y FROC-CROC abandonaron el Partido Revolucionario Institucional –PRI-, y hoy forman parte del Movimiento de Regeneración Nacional.
Así, de golpe y plumazo, crearon el Sector Obrero de MORENA.
En los próximos días hará lo propio la Central Nacional Campesina –CNC- y surgirá el sector campesino.
Y también desfilarán, con la cabeza agachada, los “siempre leales” militantes de Antorcha Campesina.
Esto, sin lugar a dudas, es producto del trabajo político que vienen desplegando, en Puebla, los activistas de MORENA; pero también, es consecuencia del desorden que impera al interior del PRI.
La pregunta toral: ¿no se está ante un delito electoral?
Porqué el voto corporativo hoy es penalizado por la nueva legislación electoral.
Y la Fiscalía Especializada para Delitos Electorales de la Fiscalía General de la República, de oficio, debió haber iniciado las Capetas de Investigación respectivas.
Porque la Noticia Criminal fue ampliamente difundida en los medios locales de comunicación.
Hasta los posibles imputados hicieron declaraciones incriminatorias en su perjuicio.
No cabe duda que fueron “más Papista que el Papa”.
En fin.
Toca a los partidos políticos contendientes denunciar la posible comisión de Delitos Electorales.
Por hoy, es temporada de Chapulines.
Veremos más saltos en los siguientes días.
Pero lo relevante: gritemos, con los lectores carnales, al unísono: ¡Bar-bo-sa!, ¡Bar-bo-sa!, ¡Bar-bo-sa!
Y yá.
Barbosa será Gobernador.
¿O no?
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Para el recuerdo.
Reviste actualidad, lo que publiqué el pasado veinte de junio del año próximo pasado, bajo el título de CATALOGO DE DELITOS ELECTORALES
La variedad de Delitos Electorales es inmensa.
Hay para todos los gustos.
Y no son exclusivos de Mapaches Electorales.
Los puede cometer cualquier persona, el funcionario electoral, el funcionario partidista, el servidor público, los Diputados y Senadores electos, el Fedatario.
También los ex Magistrados y los ex Consejeros Electorales.
Sin olvidar a los Ministros de Cultos Religiosos.
Todos son sancionables.
De seis meses y hasta quince años de prisión; y claro, la imposición de una multa que va de los 50 a los 5 mil días salario
Dependiendo el sapo es la pedrada, se diría en lenguaje coloquial.
Sólo hay un caso especial.
El de los Ministros de Cultos Religiosos.
Para ellos no hay privación de la libertad, sino únicamente sanción económica de hasta 500 días salario.
Vaya, en una colecta de cualquier servicio religioso se reúne esa cantidad.
Y hasta sobra para cubrir otra sanción pecuniaria y continuar con proselitismo electoral desde el púlpito.
Pero sigamos con el tema central.
En la primera lista del catálogo de Delitos Electorales de la Ley General en Materia de Delitos Electorales, se mencionan algunos actos con apariencia de delitos ampliamente conocidos.
Los que llega a realizar cualquier ciudadano.
Embarazo de Urnas: introducir, en forma de taco, una o más boletas electorales al inicio o al final de la jornada electoral.
Tamalada: votar más de una vez, en grupos, después de degustar los tamales que invita la vecina cercana a la Casilla Electoral.
Pico Chulo: hacer proselitismo en voz alta o a grito abierto para presionar a los electores en el interior de la Casilla, con la complicidad de funcionarios electorales y representantes de candidatos.
Compra de votos: una persona que discretamente está cerca de la Casilla Electoral promete dinero a cambio de la fotografía del celular donde conste el sentido del sufragio.
Acarreo: organizar reunión y transportar a los votantes el día de la jornada electoral, con la finalidad de influir en el sentido del voto.
Carrusel: grupo de personas que son llevadas con varias credenciales de elector, documentos que con engaños o promesas de pago fueron recogidas a ciudadanos, para votar a favor de un candidato determinado.
Turismo Electoral: conocido como Domicilio Irregular se presenta cuando los ciudadanos solicitan un trámite de inscripción o actualización del padrón electoral, referenciando un domicilio en el cual realmente no habitan.
Estos hechos con apariencia de delito, repetimos, no son realizados en forma exclusiva por Mapaches Electorales.
Cualquier ciudadano los comete el día de la jornada electoral.
Y no por dinero.
Ni por esperar recompensa política.
Pero son lo que pagan las consecuencias.
Porque el Mapache Electoral tiene experiencia para evadir cualquier acción legal en su contra.
Así de realista.
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Y el delito electoral del voto corporativo… ¿dónde está?
Que trabaje el asesor jurídico del partido político.
Primero que lo identifique en la legislación electoral, que haga el escrito y después que lo litigue.
Recuerden que los términos están corriendo
Y, sinceramente… ¡no voy a hacer su chamba!