ARTURO CRAVIOTO/ Para el analista político e historiador del Colegio de México, Lorenzo Meyer Cosío, la herencia del salinato para el país fue el descrédito en las instituciones democráticas, el adelgazamiento del Estado, dependencia comercial, falta de diversificación, inequidad y pobreza, en tanto que tenemos al hombre más rico del mundo en Forbes, y a pesar de ello su influencia política sigue vigente con miras al regreso.
Destacó que con el modelo implementado por Carlos Salinas de Gortari, se enterró al viejo sistema que abanderó el priísmo nacional por más de 40 años, el cual se basaba en un Estado autoritario, rector de la economía que a pesar de sus excesos, registró un crecimiento económico de 6 por ciento anual.
Con la entrada del neoliberalismo se adelgazó al Estado y el país fortaleció sus sistemas democráticos; sin embargo, años después se registra un debilitamiento en las instituciones al grado en que según las encuestas, la sociedad ha dejado de confiar en los niveles de gobierno y los poderes de la unión para dar pie a la credibilidad en instituciones precolombinas, como la Iglesia, el Ejército, las universidades y los medios de comunicación.
Sobre este contexto, Meyer Cosío destacó que México ya no es el país autoritario del pasado, con el control en un solo partido de los poderes y los niveles de gobierno; se dio una pluralidad en las cifras por partido con la fluctuación en las votaciones propias de un sistema democrático y “pareciera que las cosas funcionan cuando se ven las cifras históricas electorales”.
Hay pluralidad de fuerzas, identidad partidista, sin embargo alertó que según las tendencias, es posible que en 2012 el Partido Revolucionario Institucional (PRI) vuelva a la presidencia con la influencia de Carlos Salinas de Gortari, muy cercano al aspirante a la candidatura por Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
Además, alertó que cuando se dan transiciones de fuerzas en los cambios políticos en los países, se corre el riesgo de la regresión por las viejas corrientes que se resisten e impiden la transformación.
“En muchas democracias si no se avanza en los cambios y a una velocidad muy rápida, se retrocede y no se quedan en el mismo lugar, sino que las corrientes creadas por las inercias del pasado, se vuelven a llevar la nave del Estado y del régimen al sitio de donde vino y quizá peor; debimos haber dejado toda la carne al asador para avivar la democracia, pero los liderazgos que nos tocaron no lo lograron”.
Por ello, sentenció que la herencia del salinismo neoliberal y del antiguo régimen autoritario no murieron en 2000 y está como una posibilidad hacia el futuro inmediato.
En el devenir de cambio de modelo económico, destacó el investigador que Carlos Salinas decidió mantener al PRI a costa de lo que fuera durante sus transformaciones y el resultado fue que el partido perdiera sus posiciones en el Gobierno Federal, en los estados y en las Cámaras Legislativas.
«México ya no es el país autoritario del pasado, con el control en un solo partido en los poderes y los niveles de gobierno, se dio una pluralidad y ésta se puede atestiguar en las cifras electorales de cada partido», consideró.