El sistema de rendición de cuentas en México resulta ineficaz, por ello es necesario cambiar el diseño institucional que favorece la corrupción. Así lo expresó Mtra. Lilia Vélez Iglesias, directora del Departamento de Humanidades de la Universidad Iberoamericana Puebla, durante su participación en el panel El Papel de las Universidades a Favor de la Transparencia y una Cultura Cívica.
Durante el evento organizado por la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), Vélez Iglesias expresó el punto de vista que las universidades se han planteado en relación a la corrupción y su correspondencia con el aparato de rendición de cuentas. Una relación en que también está incluida la sociedad civil, así como sus derechos y obligaciones.
Definió la rendición de cuentas como la evaluación y valoración de lo que es realizado por los representantes ciudadanos y actores políticos. Para realizar este análisis se crean mecanismos complejos cuyo objetivo es controlar a políticos y burócratas. Creando un sistema donde todos se vigilan.
La Directora de Humanidades enfatizó en la importancia de los medios de comunicación para el funcionamiento del sistema democrático. Destacó también la participación de organismos empresariales, organizaciones y asociaciones civiles, las cuales pueden y deben contribuir a los mecanismos encargados de vigilar y calificar al poder.
La Mtra. Vélez Iglesias indicó además que existen tres elementos fundamentales para ello. La dimensión informativa, es cuando la población tiene acceso a los datos del quehacer de los servidores públicos, la dimensión explicativa, que ocurre cuando los actores responsables deben argumentar qué hicieron y por qué lo hicieron, proporcionando las razones jurídico políticas de su actuar.
Finalmente está la dimensión explicativa, la cual es la que tiene más debilidad en nuestro país, y se encarga de determinar si el actuar del servidor público estuvo bien o mal. En caso de una calificación negativa se procederá a sancionar o en caso de una buena labor a reconocer el trabajo de los trabajadores del Estado.
Otro punto a destacar es que la corrupción no es un asunto únicamente cultural, también es una relación social y un asunto estructural sistémico. Hay una relación compleja entre los actores que incitan estas acciones y un sistema diseñado para permitirla. Indicó que hay complicidad de conductas y redes que organizan este tipo de actos.
Por ello combatir la corrupción no se limita a sólo un discurso ético moral, está relacionado con cambiar el diseño institucional que la favorece. Finalmente la Maestra mencionó que en México resulta más caro no ser corrupto que serlo, lo cual incentiva más este tipo de acciones.
En este panel también participaron Emilio Sánchez, representante de la UPAEP; Graciela Paul Robredo, por parte de la Universidad Anáhuac y René González por parte de la Universidad Madero. El encuentro tuvo lugar en el campus Puebla del Instituto Tecnológico de Monterrey (ITESM).