Jorge Lorenzo asumió las culpas. Él quiso calzar en su Yamaha neumáticos blandos porque con ellos había corrido la sesión de clasificación y con ellos había sido capaz de enlazar una serie de vueltas a un ritmo vertiginoso que nadie pudo emular en carrera, quizá por las condiciones del asfalto, a siete grados más de temperatura que la tarde anterior (37 en vez de los 30 del sábado). El ganador de la prueba, Casey Stoner, rodó un segundo más lento de aquellos tiempos a los que se refería Lorenzo, a un mundo también de la pole de Dani Pedrosa el sábado.
Tomada de:
"Ha sido un desastre total"