Identificar la manera en que las relaciones de género se hacen presentes en el espacio educativo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cómo se manifiestan entre su comunidad, es el propósito de los resultados de los estudios de género que la máxima casa de estudios de la Ciudad de México ha realizado exhaustivamente.
Los estudios de género en la UNAM tienen un vínculo directo con el feminismo universitario. Su meta explícita es lograr la igualdad entre los géneros, situación que expone el libro Intrusas en la universidad de las investigadoras Ana Buquet, Jennifer Cooper, Araceli Mingo y Hortensia Moreno, el cual fue presentado en la Universidad Iberoamericana Puebla como parte de las actividades de la Campaña universitaria Por la Equidad, la Inclusión y la No Discriminación.
Percatarse de que existían datos muy dispersos sobre la desigualdad de género en instituciones de educación superior, obligó a que las investigadoras de la UNAM realizaran este proyecto que les permitió tener una visión de conjunto sobre lo que sucede al interior de la Universidad.
“Hay investigación cualitativa y cuantitativa que permite tener un acercamiento a tres facultades: Ingeniería, Psicología y Derecho. Las dos primeras trabajan como espejo; una facultad masculinizada (80% de hombres) y en psicología sólo el 20% son varones. Y se decidió la tercera carrera (Derecho) porque en un principio fue de hombres y alrededor de los años ochenta empezaron las mujeres a incorporarse en mayor medida, pero en el año 2000 las matrículas se emparejaron”, comentó la Dra. Araceli Mingo en el Auditorio Manuel Acévez, SJ de la IBERO Puebla.
Establecer porcentajes y relaciones en términos específicos a través de la investigación cuantitativa de rubros como el nombramiento de personal académico dentro de la universidad, fue un punto clave para esta investigación, pues identificaron que conforme se está en el nivel más bajo de experiencia laboral, la presencia de hombres y mujeres es equilibrada, expresó la profesora Hortensia Moreno ante alumnos y docentes de diversos programas académicos de la IBERO Puebla.
Nueve horas es la diferencia de trabajo de una mujer académica, tomando en cuenta el trabajo semanal remunerado, el doméstico no remunerado y el tiempo total. Esto significa un día más de trabajo que los hombres, sin embargo en la población estudiantil la diferencia es menor debido a que sus actividades están más enfocadas a esta cuestión de estudios.
“Este ejercicio de abstracción lo que intenta es mostrar que en el mercado laboral o espacio de actividad económica formal, las mujeres están en una desventaja estructural respecto de los hombres en términos del uso del tiempo, pues éste está determinado a partir de la realización de actividades que se hacen fuera del campo del trabajo”, mencionó la profesora Hortensia Moreno.
Asimismo expresaron que aún existen condiciones de desventaja para muchas mujeres, desde el momento de su ingreso como estudiantes hasta los grados más altos de la carrera académica; pero también en su situación laboral en donde reciben un salario por el desempeño de un conjunto de labores.
Intrusas en la universidad consta de cinco capítulos: Exclusiones, restricciones, rechazos y expulsiones: mujeres en las instituciones de educación superior; Interferencias, pausas y retrasos: la carrera académica de las mujeres; Las marcas de género en la población estudiantil; ¿Intrusas o compañeras de trabajo? Las relaciones de género en la población administrativa de la UNAM; y En tacones y de espaldas.
Las coautoras de Intrusas en la universidad concluyeron que al estudiar los datos arrojados por esta investigación pudieron observar si el tipo de ambiente para ambos géneros era similar, hecho que no fue así.