El premio de cine más importante de nuestro país es el Ariel, al respecto el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), informó: La estatuilla creada por el escultor Ignacio Asúnsolo se entrega como reconocimiento al trabajo de directores, actores, guionistas, musicalizadores y técnicos de diversas ramas desde 1947.
Pocos saben que la figura del premio Ariel surgió de la inspiración que el escultor Ignacio Asúnsolo encontró en el texto del escritor José Enrique Rodó, titulado con el mismo nombre que la estatuilla, y que en su opinión era un símbolo ensayístico, sinónimo de la unidad e independencia Latinoamericana.
El galardón se entrega desde 1947 y es hoy una de las máximas preseas identatarias de nuestra industria cinematográfica, reconociendo el trabajo de directores, actores, guionistas, musicalizadores, vestuaristas, maquillistas que han labrado sólidas trayectorias a lo largo de las décadas.
En opinión de Carlos Carrera, actual director de la Academia Mexica de Artes y Ciencias Cinematográficas, instancia que se encarga de entregar este galardón, el Ariel representa el mejor símbolo del espíritu de esta institución, cuyos lineamientos se centran en la promoción, difusión, investigación, preservación, desarrollo y defensa de las artes y ciencias cinematográficas.
«Es un galardón de mucho prestigio y sin duda un referente importante del esfuerzo y el talento con el que se construye el cine en nuestro país», afirmó el realizador de cintas como La mujer de Benjamín o De la infancia, quien está convencido de que las diversas ceremonias de este galardón muestran el desarrollo de la industria y contribuyen a un mejor conocimiento del pasado y del presente del cine nacional.
Cineastas de la nueva generación como Fernando Eimbcke, consideran que el Ariel es un premio en el que los cineastas nacionales encuentran un gran estímulo, además de los técnicos y profesionales que contribuyen a crear la estética y el perfil de una cinta.
«El simple hecho de estar nominado ya es un precedente de gran importancia en la carrera de todo realizador, guionista, músico o productor que apostó por seguir fortaleciendo nuestro cine».
El galardón está respaldado por la labor de difusión y fomento que realiza la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas que incluye la edición de libros sobre el desarrollo del cine en México, la preservación de guiones o trabajos teóricos, así como la actualización de biografías de cineastas y profesionales de la industria.
Asimismo, en sus estatutos, la Academia como organismo independiente de instituciones gubernamentales o empresas privadas, defiende la libertad creativa y laboral de los cineastas mexicanos.
Para directoras como Mariana Chenillo, quien obtuvo el reconocimiento de la crítica internacional por Cinco días sin Nora, el Ariel es la mejor prueba de una industria cinematográfica activa y de cómo los cineastas continúan sacando adelante sus proyectos.
Al mismo tiempo, cineastas extranjeras como Marité Ugás, cuya cinta El chico que miente, se proyecta actualmente en el marco del Foro Internacional de la Cineteca, afirmó que el Ariel es un premio bien conocido a nivel latinoamericano y que sin duda se ha convertido en una sólida plataforma para que los cineastas mexicanos encuentren circuitos en el extranjero.
A su vez, Fracisco Athié, director de El baile de San Juan, celebró la apertura que existe actualmente por parte de la Academia para premiar a nuevos realizadores e incluso óperas primas.
«En mis tiempos el que un nuevo realizador soñara con ganar un Ariel era casi como ciencia ficción. Yo vengo de una generación donde el camino era picar piedra durante años para lograr entrar a un sindicato, el círculo era muy cerrado, hoy los nuevos cineastas tienen muchas puertas para respaldar sus trabajos».
Finalmente, Roberto Sneider, cuya película Arráncame la vida, fue elegida por la Academia para representar a México en los premios Oscar, afirmó que el Ariel es un galardón que guarda la tradición cinematográfica de muchas generaciones. «Es un símbolo de nuestra industria y de nuestro cine».
CLAUDIA CORDERO