Sincronicidad de RMV
¿Qué pasa por la cabeza del gobernador desde la madrugada del lunes cuando los resultados le fueron contrarios?
¿Acaso ha pensado en culpar a alguien del primer obstáculo no superado?
¿A quién culpar del desgaste del ejercicio del poder, si no a él mismo?
¿Cómo eludir la responsabilidad que él mismo asumió en esta batalla donde demostraría su gran poder y arrastre para terminar de tomar al PAN?
¿Puede culpar a Rafael Micalco del fracaso, cuando semanas antes el propio presidente del PAN denunció cómo el gobernador había tomado las decisiones, destituido representantes de casillas, operadores electorales, etcétera?
Puede adivinarse que las preocupaciones ahora son otras. Que su mente está concentrada en cómo eludir la responsabilidad y camaleónicamente presentarse en otro escenario, donde cada vez será más difícil encantar a las serpientes.
El equipo, la burbuja, además sufre desmoronamiento y desánimo. Envió a sus amigos a la batalla y perdieron, coló a otros en las listas plurinominales y ahora cargan culpas ajenas y acusaciones pendientes.
¿Cómo evadirán Eukid Castañón y Jorge Aguilar las denuncias de falsificación de paquetes electorales que presentó el CEN del PRI?
¿Qué uso le darán los priístas a esta denuncia, que será, por así decirlo como una guillotina sobre la cabeza de Castañón ante cualquier movimiento en la Cámara?
¿Cómo controlará la bola de nieve que puede desprenderse y los poblanos y los grupos políticos le pierdan el miedo y decidan actuar, ponerlo en su lugar?
Y lo peor, ha perdido la posibilidad de controlar a los diputados para negociar con el Presidente Peña.
Diría Carl Gustav Jung se ha presentado para Moreno Valle “La simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera no causal”, es decir no hubo casualidad el domingo 7, hubo «sincronicidad».
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