Denibée (Cerro del Tigre), la más reciente propuesta discográfica de la compositora mexicana Gabriela Ortiz, fue presentada la noche del 11 de febrero en la Fonoteca Nacional del Conaculta; el material producido por Urtext Classics, reúne piezas de música de cámara realizadas entre 1999 y 2012.
Las canciones, cuyo hilo conductor es la flauta, han sido recreadas para el discopor la cantante mezzosoprano Carla López, y por los músicos: Iván Manzanilla, en las percusiones; Leonardo Bejarano y Mary-Elizabeth Thompson, en la flauta; Natalia Pérez, en el violonchelo; Pablo Garibay, en la guitarra; y Onix Ensamble.
En la presentación estuvieron presentes el flautista Alejandro Escuer, el musicólogo Aurelio Tello, la poeta María Baranda y la compositora; Baranda indicó que escuchar Denibée conlleva el riesgo de ser seducido «en la afirmación de la vida», y calificó, de manera particular, como extraña el trabajar con un músico.
«Creo que compositor y escritor hacen lo mismo pero en distintos planos, Gabriela Ortiz con sonidos musicales y yo, con el ruido de las palabras que a la vez son música. Es extraño pero a la vez fácil. Cuando me siento a hablar con Gaby de proyectos, todo fluye en un mismo tenor, ella interioriza el poema, no lo ilustra, lo interpreta», señaló la poeta.
Por su parte, el también compositor Aurelio Tello describió a Denibée como un material conmovedor hecho desde la memoria personal y autobiográfica de la autora. «Nadie puede escribir nada que no sea de uno mismo, cuando nos movemos siempre cargamos nuestros olores, sabores, colores, dolores y, este disco está lleno de todo eso, de todo lo que ha vivido Gabriela Ortiz».
En la opinión de Tello, Ortiz es de las mayores voces de la posmodernidad, su música nace en un espacio físico, en un ámbito donde las guitarras, las voces, y los contrapuntos han estado vivos.
«Sus sonoridades reflejan este mundo contemporáneo, es una compositora que vive su tiempo, su época y deja testimonio de las vivencias; no es alguien anclado al pasado aunque tampoco lo desconoce. Es una creadora sorprendente porque cada vez que propone algo, nos conmueve, despierta nuestra inteligencia y llama nuestra atención».
En un texto escrito por el crítico musical Juan Arturo Brennan, leído durante la presentación por Carla López-Speziale, Brennan señala que en Denibée hay mucha flauta pero que en ese Cerro del Tigre hay otras sonoridades tejidas como la percusión, el contrabajo, el violonchelo, la guitarra, las copas de cristal, el clarinete bajo, el piano y más flautas.
«El resultado es una variada paleta multicolor que en las manos de Gabriela Ortiz suena, resuena y comunica la clarísima impresión de que el todo es más que la suma de las partes» agregó.
Por su parte Gabriela Ortiz, integrante del Sistema Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, compartió con los presentes reunidos en la Sala Murray Schafer de la Casa de los Sonidos de México que la pieza Denibeé, la cual le da nombre al proyecto, fue realizada como un homenaje al pintor oaxaqueño Rufino Tamayo. La pieza representa la identidad cultural en cuanto a fuerza y color del artista [TZC1]mexicano.
Tres haikus, dijo la autora, se trata de una intervención sonora, a partir del poema Arcadio de María Baranda, con la idea de trabajar flauta y voz desde un lado íntimo; 5 Pa2 es una pieza para flauta y guitarra con la que enfrentó el reto de escribir para ese instrumento de cuerdas.
Otra de sus composiciones, Alejandrías sonoras, es un proyecto por encargo de Nicolás Alvarado para Canal 22. «Fue para un programa en el que presentaría la forma en cómo opera el autor y trabaja con el intérprete; se basó en cuatro fragmentos literarios del Cuarteto de Alejandría, con los cuales Alejandro Escuer improvisó».
Río Bravo, pieza realizada para seis voces en una versión para mezzosoprano y flauta, fue basada en un poema de Mónica Sánchez Escuer que trata sobre las mujeres desaparecidas en Ciudad Juárez.
También se puede escuchar Tres toritos, obra directa y virtuosa en tres movimientos (Échame uno, Tregua, y A que te reto), dedicada a la memoria del músico Salvador «El Negro» Ojeda; y 100 watts, pieza expresiva para clarinete bajo, fagot, piano y flauta.
La velada cerró con la interpretación de 100 watts, Tres haikus, y dos movimientos de Denibée.
El material realizado con apoyo del Fonca puede adquirirse en la tienda en línea de Urtext Classics (http://www.urtextonline.com/store/).