Octavio Paz es considerado el gran autor mexicano que con su obra instauró una propuesta cultural y estética para la que estableció las tareas, sugirió los temas, propuso los modelos, marcó los objetivos respecto a la tradición y mostró la necesidad de la autocrítica como base del proceso de transformación en México.
Para el crítico literario Emanuel Carballo el Premio Nobel de Literatura 1990 sigue siendo un poeta con lectores jóvenes, maduros y mayores. El ensayo de Octavio Paz El laberinto de la soledad es uno de los libros más leídos de México.
Octavio Paz nació en la Ciudad de México el 31 de marzo de 1914. Estudió en las facultades de Derecho y de Filosofía y Letras de la UNAM. Obtuvo, entre otras distinciones, el Premio Xavier Villaurrutia en 1956, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1977, el Premio de Literatura Miguel de Cervantes en Lengua Castellana en 1981, el Premio Oslo de Poesía en 1985, el Premio Internacional Alfonso Reyes en 1986 y el Premio Nobel de Literatura en 1990.
El autor de El arco y la lira fue canciller de tercera adscrito al Consulado de México en San Francisco en 1944, canciller de segunda en el Consulado de México en Nueva York en 1945, tercer secretario en París de 1945 a 1951, segundo secretario en la Embajada en la India de 1951 a 1952, encargado de negocios ad interim en Japón en 1952, también en ese mismo año fungió como encargado ad interim de la Delegación Permanente de México ante la Oficina de Organismos Internacionales en Ginebra.
En 1953 retornó a México, en febrero de 1954 es ascendido al rango de primer secretario y nombrado subdirector y posteriormente director ad interim de la Dirección de Organismos Internacionales de la Secretaría de Relaciones Exteriores. En 1959 fue designado como encargado de negocios ad interim en Francia. Finalmente, en 1962 es nombrado embajador de México en la India, cargo al cual renunció en octubre de 1968 en protesta por la represión en contra de estudiantes en Tlatelolco.
En palabras del ensayista Adolfo Castañón, Octavio Paz es ante todo una inteligencia despierta en torno a la poesía, al misterio de ésta y de las palabras. «A partir de ahí construye una obra que está guiada y orientada por la crítica, por una vocación de cuestionamiento que lo lleva, por una parte, a poner al día el reloj cultural de México en relación con la hora del mundo y, en otro sentido, a tratar de poner los calendarios del mundo e insertarlos en el contexto de los debates regionales a nivel cultural y político.