El Cairo.- Enjambres de langostas enfurecidas y fuera de control atacan hoy los vehículos en carreteras de la península de Sinaí, advirtió el jefe del órgano administrador de catástrofes de la Seguridad Central.
La multiplicación de los insectos, provenientes esta vez de Sudán, el vecino sureño de Egipto, se debe a la escasez de combustible para los vehículos empleados en la fumigación de insecticidas, lo que les permite reproducirse a placer y con entera tranquilidad.
En sus vuelos anuales durante la temporada de lluvias, los individuos de esa especie segregan una feromona que los impele a aparearse sin descanso en un festín sexual que sólo detienen para devorar cosechas enteras y persiste hasta la muerte.
Desde el martes pasado, legiones de langostas han comenzado a invadir las ciudades costeras turísticas de Sharm el Sheikh, Dahab, Nuweiba, Abu Erdees, Ras Sedr y Taba a pesar de todos nuestros esfuerzos, dijo el general Adel Kassab, encargado del control de catástrofes en la zona.
A la plaga, además, le ha salido un aliado inesperado, un profesor de la Universidad de Al Azhar exponente de la secta salafista, Abdullah Abdel Hamid, quien describió a los funcionarios encargados del control como «enemigos de Dios».
Los miembros de la secta predican una observancia ultraortodoxa del Islam y han adquirido relieve en la escena política egipcia tras el derrocamiento en 2011 del régimen de mano dura del ex presidente Hosni Mubarak .
Ni Policía ni tropas militares pueden detener a las langostas, como tampoco es posible desafiar la voluntad de Dios, declaró el académico en la ciudad meridional de Suez.
Pero las autoridades y los granjeros piensan de otra forma, recuerdan que en 2004 Egipto una de las mayores invasiones de esos voraces insectos que se recuerde, destruyó grandes áreas de cultivos en 15 de las 27 provincias del país y demandan que los insectos sean aniquilados, al margen de la voluntad divina argumentada por el religioso.
Las invasiones de langostas son conocidas desde la antigüedad por su capacidad destructiva, enunciada incluso en la Biblia, en el episodio de las plagas que azotaron al Egipto de los faraones.