Las historias de súperheroes siempre hablan del agotamiento en la esperanza de los hombres, quizá de este punto surja el auge que viven las adaptaciones cinematográficas de los cómics, Batman puede ser la única excepción -simplemente es un hombre atormentado y muy inteligente-, pero el resto de los héroes tiene poderes que los mortales no poseen.
Con Linterna Verde no es la excepción. ‘Hal Jordan’ pilotea aviones, es desobligado, mentiroso y siempre tiene a las mejores chicas en su cama; una decisión de otro planeta lo elige como cuidador del universo, es dotado con un anillo y una linterna que le dan el poder de crear cualquier cosa que visualice en su mente. Sin anillo no hay poderes.
Ryan Reynolds es el protagonista del film, dirigido por Martin Campbell, encargado de las desiguales Casino Royale y La máscara de zorro. La elección de Reynolds es acertada, la irresponsabilidad y el atractivo de ‘Jordan’ le sientan bien. Campbell no era, quizá, el mejor candidato al frente del proyecto. Si gente como Chistopher Nolan dirige Batman, Campbell no ayuda a encumbrar Linterna verde.
La película está dividida entre la estridencia de su sonido y el exceso de escenas de acción sin emoción -las lecciones sobre la fuerza y el poder mental que recibe Reynolds están apoyadas en una interesante dirección de arte, pero son previsibles.
Los momentos entre Reynolds y Blake Lively, heredera del emporio aeronáutico y enamorada de ‘Hal’, son los aceleradores de la historia; la química de la protagonista de Gossip Girl y Reynolds es fuerte, y contradice la película: ella no está enamorada de los poderes de Linterna, sino del irresponsable ‘Hal’, tiene mayor conflicto su personaje, más profundidad.
A pesar de tener al elenco del momento la película se queda en la fría superficie.
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