Cerca de una veintena de autores, la mayoría desconocidos u olvidados, y poemas que fueron publicados entre 1673 y 1812 se rescatan en el libro artesanal Óyeme con los ojos. Poesía visual novohispana, con selección y prólogo de Jorge Gutiérrez Reyna, obra recién coeditada por la Dirección General de Publicaciones (DGP) del Conaculta y la editorial La Dïéresis.
La antología, cuyo título rememora el célebre verso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien se incluyen dos obras, presenta caligramas, figuras, romances mudos, obras en las que la imagen pictórica y la poética son inseparables, lo mismo que acrósticos y poemas que pueden ser leídos de dos o tres maneras diferentes, entre otros. Cuenta además con ilustraciones de Mateo Pizarro.
Óyeme con los ojos. Poesía visual novohispana, obra incluida en una caja diseñada ex profeso por David Carlos Reyes, presenta de forma individual, en dípticos o trípticos, según los requerimientos tipográficos y visuales de cada texto, los poemas de autores como José de Valdés, Agustín de Salazar y Torres, José de Mora y Cuéllar, Francisco de Solís y Alcázar, Juan de Argola, Sor Antonia de la Madre de Dios, Mariana Navarro y Cayetano Cabrera Quintero, entre otros.
Contiene además un cuadernillo con el prólogo y notas de Jorge Gutiérrez, con información que ayuda a la comprensión del contexto, las alusiones y términos en desuso, lo mismo que breves textos biobibliográficos de los autores reunidos, la fuente documental de la que fueron extraídas las composiciones y, si las hay, las ediciones modernas que de ellas se han hecho.
En su texto Gutiérrez Reyna refiere que gran parte de la poesía novohispana que ha sobrevivido al asedio de los siglos permanece “sepultada bajo el polvo de las bibliotecas y de los archivos”, y que ello es una de las razones por las que suele pensarse que los orígenes de la poesía visual en México no se remontan más allá de las lindes del siglo XX.
El prologuista comenta que en la Nueva España, el entrelazado de los oficios de la pluma y el pincel era particularmente armonioso y el discurso pictórico-literario, cosa de todos los días, y que esta breve antología pretende ofrecer una pequeña muestra de los festines ofrecidos para deleite de los ojos y oídos de los novohispanos.
“Probablemente sea difícil que todas las composiciones aquí presentadas empaten con lo que actualmente entendemos por poesía visual. Los textos cumplen con un único requisito: el de necesitar el soporte de la página para ser disfrutados cabalmente.
“El hecho de que está antología comprenda los primeros años del siglo XIX es revelador. El barroquismo, por llamarlo de alguna manera, que subyace a la producción de textos como los aquí presentados, y al que asociamos generalmente con el quehacer poético del siglo XVII, no sólo prevalece durante el XVIII, sino que se extiende hasta los albores del siglo XIX. La poesía ilustrada, si es que alguna vez llegó a asentarse del todo en la Nueva España, tardó muchos años en ganar la batalla contra la estética del Barroco.
El especialista agrega que, salvo algunos pocos aparecidos en publicaciones modernas, los poemas de esta antología no han visto la luz en dos o tres siglos y que gran parte de ellos proviene de certámenes en los cuáles el lucimiento del ingenio poético de los novohispanos alcanzaba su mayor esplendor.
Óyeme con los ojos, Poesía visual novohispana, será presentado el miércoles 11 de marzo a las 19:30 horas, en el Cine Lido del Centro Cultural Bella Época, en Tamaulipas 202 esquina Benjamín Hill, colonia Hipódromo Condesa, con los comentarios de David Huerta, Mateo Pizarro y Jorge Gutiérrez Reyna. Entrada libre.