Miles de jóvenes campesinos han abandonado sus parcelas y hasta sus comunidades para emigrar a los Estados Unidos en busca de oportunidades de trabajo, o a las grandes ciudades y también algunos se han integrado al crimen organizado, mientras el campo mexicano en general están sin ser trabajado, dice el diputado federal Alberto Jiménez Merino, quien advierte que de no atenderse este problema, en 10 años sufriremos de una aguda escasez de alimentos.
Apoyado en datos del INEGI, el legislador señala que 22 mil de los 32 mil ejidos en todo el país han dejado de ser trabajados y en las comunidades, durante las reuniones de ejidatarios, sólo participan hombres de la tercera edad, pues los jóvenes han emigrado.
Jiménez Merino, que fue en la administración estatal pasada Secretario de Desarrollo Rural, omitió mencionar que durante los últimos cinco años también en el campo poblano se dejaron de cultivar miles de hectáreas productoras de maíz, y eso significa que la producción de ese alimento básico se derrumbó y eso ha traído graves problemas de escasez y encarecimiento de productos de consumo básico, como las tortillas. Durante los últimos cinco años, no se impulsó la producción agrícola y se prefirió la compra de maíz de Sinaloa y el subsidio a molineros y tortilleros que desviaron los recursos para su beneficio.
El legislador, reconoció que en la actualidad en México importamos el 54 por ciento de los alimentos que consumimos y difícilmente producimos el 46 por ciento, lo cual significa que es urgente invertir las cifras para no depender tanto del extranjero en materia de alimentos.
Dijo que es importante revisar las políticas públicas en materia agraria y que las acciones asistencialistas no resuelven los problemas de la escasez y carestía de alimentos; sugirió impulsar más la producción de autoconsumo y crear cadenas alimenticias para así poder lograr algún día la independencia alimentaria.
Es cierto, el campo mexicano ha sido abandonado por falsas expectativas de desarrollo al apoyar más la inversión industrial, principalmente la extranjera, y en el campo sólo grandes empresas agrícolas son las prósperas, mientras millones de campesinos huyen de la pobreza y el hambre.