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Momento Diario | En el vértice de Puebla

El maíz no es cualquier grano… es un asunto de estado fallido

admin by admin
junio 22, 2025
in Poder Económico | Adalberto Füguemann
Economía 2025: Entre la fe, el azar, el bitcoin y Trump

A Luis Enrique. Con la esperanza de una vida mejor. Bienvenido.
A.E.F.L.

ESTRATEGIA SIN PROGRAMA: Hay países que miden su estabilidad por la bolsa de valores, otros por la paridad peso/dólar, y algunos por el nivel de la construcción. En México, el verdadero termómetro económico y emocional es otro: el precio de la tortilla. Si sube un peso, tiemblan más cocinas que cuando hay sismo.

En un país donde la tortilla es religión y el maíz su profeta, el gobierno intentó salvarnos de la inflación con una reserva estratégica de grano. La idea era buena: comprar toneladas de maíz, guardarlas, y así evitar que el precio de la tortilla subiera como globo de feria. ¿El problema? Que guardar maíz es más fácil que distribuirlo… y más costoso también.

Y ahí es donde entra la famosa reserva estratégica de maíz. Una idea con toda la lógica del mundo: si el precio sube, sacamos maíz del ‘guardadito nacional’ como si fuera Tupper de emergencia, y controlamos la inflación, pero en costales. “¡Ingenioso!”, diría cualquier ciudadano. “¡Carísimo!”, diría el auditor.

El problema no fue la intención; intención sin contexto, sin plan, sin programa y sin estrategia se vuelve ocurrencia alegre y cara. Adicionalmente, y de manera rotunda, falló – como casi siempre- la ejecución.

SEGALMEX, de cara e ingrata memoria y de inexplicado megafraude, salió a comprar maíz   como si no hubiera un mañana. Terminó con más de 1.2 millones de toneladas, algunas bien almacenadas, otras bien olvidadas. ¿Y qué pasó? Que mientras el maíz esperaba su momento de gloria como héroe anti inflación… la tortilla seguía subiendo como si nada. Y ahí, entre bodegas, moho (huitlacoches, dirían los optimistas), y actas de entrega-recepción, comenzó la tragicomedia.

Algunos funcionarios aplaudieron la idea sin analizarla.  Otros calcularon las pérdidas. Y los consumidores, con una tortilla a 23 (en algunos sitios a 35) pesos el kilo, cuando se prometió a 15, se preguntaban si el maíz reservado venía con GPS descompuesto o con vocación monástica.

Porque claro, guardar maíz no es tan simple. Se infla, se humedece, se pudre, y no se puede meter a un cajón como si fueran tamales del día anterior. Para cuando quisieron sacarlo al mercado, ya no era “reserva estratégica”, sino “colección de antigüedades”.

Y para cerrar la ironía: el Estado lo compró a más de 6 900 pesos la tonelada, y terminó vendiéndolo en promedio a 4 800 pesos. Una estrategia que suena más a liquidación que a política económica. Por añadidura, todo mundo descontento, los productores invocaron un precio internacional de 10 mil pesos por tonelada (Chicago Board of Trade para maíz amarillo), los intermediarios pedían maíz “barato” y los consumidores tenemos tortillas caras.

NO HAGAS COSAS MALAS…: Pero esto no es solo una anécdota con aroma a maíz viejo. Es el retrato de un país que, intentando contener precios, se enfrenta a sequías, delincuencia, mala logística, sobrecompra, subejercicio y almacenamiento improvisado. Una tragicomedia de enredos donde el protagonista —el maíz— quiso ser héroe nacional y terminó atrapado en una bodega sin gloria.

Aun así, México no está solo. Porque mientras nosotros dormimos con costales acumulando polvo, en Brasil quitan aranceles, en Japón liberan arroz de emergencia, Venezuela y Cuba piden maíz y no les dan, y en Argentina… bueno, en Argentina ajustan tanto que hasta los memes bajaron de precio.

Desde 2022, el nunca evaluado con seriedad Plan Antiinflacionario (PACIC) implementó tres jugadas clave, la primera fue prometer que se constituiría una Reserva estratégica de maíz. SEGALMEX compró 1.26 millones de toneladas de maíz para frenar el encarecimiento.

La segunda jugada también fracasó. Pese a la pésima experiencia en sexenios sesenteros del siglo pasado, por inhibir la producción, se determinó (se decretó) establecer precios de garantía para productores. Se pagaron hasta 6 915 pesos por tonelada para aliviar al campo. El mercado internacional oscila entre 9,500 y 10 mil pesos por tonelada. Aún tratándose de maíz blanco, más consumido en México, y más barato, hubo diferencia en el precio.

Y el tercer y fallido movimiento consistió en establecer acuerdos forzados con la industria. Así, “congelaron”, pero solo parcialmente en contenido y alcance territorial, la canasta básica en 910 pesos, lo que maquilló la inflación de alimentos en torno al 3 % anual.

¿Resultado?  En números duros, la tortilla subió un 49 % en cuatro años, se dijo que estas medidas evitaron un aumento adicional de hasta 40 %, “moderando la presión inflacionaria”. ¿Ya fue usted al súper esta semana?

En septiembre de 2024, el diario EL PAÍS reportó un serio estancamiento de 696 000 toneladas de maíz compradas por SEGALMEX en 2022–2023, mantenidas en bodegas debido a que no encontraron mercado. La política de “precio de garantía” resultó en precios de compra mucho más altos que los de venta, evidenciando un fracaso en la estrategia de reserva y de consumo “barato”.

DE FONDO: Teóricamente, México pretendió contrarrestar la inflación de alimentos, pero además de la carencia de un plan estratégico real, equivocó totalmente la operación de la ocurrencia; nunca se dio el paso más importante, el de la gestión eficiente, la logística optimizada y la transparencia, requisitos básicos para que una buena idea no se quede convertida en maíz guardado en un silo, mientras la tortilla sigue subiendo.

DE FORMA: ¿Qué han hecho otros países? Bueno, Brasil: eliminó aranceles y reforzó subsidios agrícolas; Japón: liberó reservas de arroz que llevaban décadas guardadas; Argentina: aplicó una fuerte austeridad fiscal, logrando una inflación mensual del 1.5 %. (antes era del 7.5%); Nigeria y Malawi: fortalecieron reservas alimentarias y otorgaron subsidios a fertilizantes, medidas que copió México; y China mantiene altos inventarios y promueve campañas anti‑desperdicio, paso que no siguió SEGALMEX.

México, con su reserva, está aparentemente alineado con estas estrategias, pero enfrenta retos propios de clima, seguridad, logística y gestión de inventario. Este año, la cosecha de maíz en Sinaloa caerá, por fenómenos climatológicos y delincuenciales, entre un 85 y un 90%.

DEFORME: Lo peor. De la compra de 1.26 Millones de toneladas, SEGALMEX mantuvo 695 000 toneladas en bodegas por más de un año. Resultado: pérdidas de 1 500 millones de pesos, al comprar caro y vender barato, además de pagos por almacenamiento. Ojo, son pérdidas y no subsidios porque el maíz nunca llegó al mercado.

COLOFÓN: Mientras tanto, la tortilla—cuyo precio se prometió estabilizar—seguía cara, atrapada por la inflación global y por problemas logísticos en Sinaloa (–85 % a –90 % de siembra).

Para controlar la inflación alimentaria, se necesita algo más que bodegas llenas y buenas o perversas intenciones, se requiere gestión eficiente, logística en tiempo real, transparencia, y quizá una “reserva estratégica de neuronas” que evite que el plan más noble termine oliendo a maíz viejo.

El plan quiso ser estrategia, terminó siendo bodega… y nos dejó con tortillas caras, costales llenos y cerebros vacíos…

Tags: asuntocualquierestadofallidograno
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