Basada en el texto de Don Quijote de la Mancha, obra cumbre de la literatura universal, escrita por Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), llegó a la Fonoteca Nacional la proyección del romántico y divertido Ballet de la Ópera de París, Don Quijote, conformada por un prólogo y tres actos.
Un nutrido grupo de asistentes se dio cita este martes 9 de junio en la Sala Murray Schafer, de este recinto del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), para disfrutar del ballet Don Quijote, obra montada en 1981 por Rudolf Nureyev.
El público fue recibido por Raúl Díaz, quien comentó que esta obra, en la que aparece la figura de Don Quijote, se desarrolla en un sinnúmero de magníficas danzas e introdujo al auditorio a la historia que iban a presenciar.
En una plaza en Barcelona, donde Kitri y Basilio están en el juego clásico de los enamorados, aparece Gamache, con quien quiere casar el papá de Kitri a la joven. También llega Don Quijote, quien confunde en su imaginación a la doncella con Dulcinea, por lo que todos se burlan de él.
Con el afán de evadir la boda, Kitri huye de la aldea con Basilio y llegan a un campamento gitano, lo cual justifica la escenificación de una serie de danzas con gitanos y varias escenas de conjunto. Al lugar también llega el Caballero de la Triste Figura, a quien reciben con danzas, mientras que a Sancho Panza, a quien Nureyev convierte en un monje que roba pescados y levanta la falda a las muchachas.
En éste, como en otros de los segmentos coreográficos que componen la obra, el público aplaudió la sorprendente interpretación de los bailarines y gozó del tono cómico que acompaña a la historia.
No podía faltar el episodio de la lucha de Don Quijote contra los molinos de viento, en donde estas torres con aspas son imaginadas por el personaje como hombres gigantes con enormes cabezas y que a pesar de que Sancho trata de explicarle que son máquinas, se lanza resuelto a luchar contra ellos, por supuesto, es una batalla que tenía perdida.
En este contexto, Raúl Díaz comentó que este famoso pasaje, el más característico de la obra literaria, se ha utilizado en todos los ballets, en el teatro, en el cine, en los que se representa a Don Quijote, “y uno supondría que es un capítulo grande, sin embargo, en unas cuantas líneas Miguel de Cervantes Saavedra relata acerca de los molinos de viento”.
En cada coreografía, el diseño y colorido del vestuario, hacen el momento aún más alegre, destacan los rojos, el ocre, los suaves amarillos o el oro viejo, que contrastan con algunos verdes, haciendo de este ballet una obra que divierte, impresiona y enamora. Igualmente se destaca el uso de abanicos y sobre todo de pañoletas que adornan los bailes que remiten a la cultura ibérica.
Por otra parte, la escenografía, casi realista, decora el espacio de tal forma que el espectador puede transportarse a aquellos lugares y tiempo en los que sucede la historia. Ambos, vestuario y escenografía, estuvieron inspirados en la pintura de Francisco de Goya.
Los bailarines estrella de esta estupenda producción son Dorothée Gilbert y Karl Paquette en los protagónicos de Kitri y Basilio, mientras Guillaume Charlot interpretó al Caballero de la Triste Figura.
El tercer acto comienza después de que Don Quijote lucha contra los molinos de viento, se encuentra desmayado y en su sueño ve su paraíso personal con Dulcinea, pasaje que está representado por numerosas bailarinas ataviadas en hermosos tutús blancos, así como azules pálidos.
También en el tercer acto destaca la prestancia del amor por Basilio, quien se asegura con la boda, pues viven un ambiente de fiesta que da lugar a numerosas danzas con la participación de todo el cuerpo de baile y donde nunca deja de aparecer la comedia, la cual hizo reír al público presente.
Raúl Díaz aseguró que si bien este tipo de espectáculos son onerosos en teatros como el de la Bastilla, la cual lucía llena en su totalidad, exhortó al auditorio a disfrutar de este ciclo Desde los Grandes Teatros del Mundo que no cuesta, más que asistir; pues son joyas de arte que han puesto a disposición del público tanto la Fonoteca Nacional, como muchos otros inmuebles del Conaculta, con el propósito de llevar las más altas expresiones de cultura a la mayor cantidad de gente.
La Fonoteca Nacional y el Programa de Animación de Cultura del Conaculta invitan el próximo martes 30 de junio a las 19:00 horas a disfrutar de la proyección de Romeo y Julieta, de Tchaikovski, con la compañía del Royal Swedish Ballet.











