Inmerso en la promoción de su nuevo álbum, Black and White America, que saldrá a la venta el 22 de agosto, el cantante y compositor Lenny Kravitz confiesa en una entrevista que su sonido bebe de distintas fuentes y afirma: «sólo hago música, no pienso de donde proviene».
Con más de veinte años de carrera, 35 millones de discos vendidos y cuatro premios Grammy en su haber, el músico estadounidense considera que la diferencia entre Black and White America y sus predecesores reside en su propia evolución como persona. «Es diferente porque yo soy diferente», recalca.
Grabado en su mayor parte en una pequeña comunidad de las Bahamas, este disco está, en su opinión, muy influido por el ambiente que le rodeó durante el proceso, porque cada trabajo «representa un cierto periodo de tiempo, como un diario».
Lejos de esas paradisiacas islas del Caribe, Kravitz también trabajó en París, donde, además de «escuchar los nuevos temas» en un «ambiente urbano» y realizar labores de producción, grabó su sensual y minimalista «Liquid Jesus».
Respecto al contenido de las letras de este CD, señala que fueron escritas después de ver un documental que abordaba el problema del racismo en Estados Unidos con la llegada de Barack Obama al poder.
Tras recordar los insultos racistas que sufrieron sus padres en la década de los sesenta, Kravitz dice que «no es cierto» que el problema esté superado en su país natal, ya que «muchas personas» siguen «aferrándose a sus viejas ideas».
Igual que en entregas anteriores, el creador de temas como «Fly Away» o «Are You Gonna Go My Way», ha tocado varios instrumentos mientras estaba en el estudio. «En algunas canciones toco todos y en otras la mayoría. Disfruto con ello».
Motivado por «una nueva energía», el roquero estrena casa discográfica con su noveno álbum de estudio, Roadrunner/Atlantic, que sustituye a su anterior sello, Virgin.
Otra de las novedades es la participación del rapero Jay-Z -«siempre es fantástico colaborar con él»- en una de las canciones, «Boongie Drop», inspirada, según explica, en las mujeres bahamesas que bailaban mostrando parte de sus cuerpos, sin importarles los estereotipos de belleza creados por los medios.
Ese mismo espíritu impúdico queda reflejado en el videoclip de «Stand», el primer single de Black and White America, en el que el cantautor representa diferentes personajes.
Inspirado en «los concursos de televisión» que veía con su abuela, Kravitz confiesa haberse divertido mucho grabando junto a su amigo y director Paul Hunter.
Más serio fue su papel en Precious, la película de Lee Daniels en la que dio vida a un enfermero, una vena interpretativa que va a seguir desarrollando con su papel en The Hunger Games, una adaptación de la novela homónima de Suzanne Collins, que está rodando en la actualidad.
Coincidiendo con la llegada a las tiendas de su nuevo CD, Lenny Kravitz iniciará en octubre una gira europea en la que recorrerá ciudades como Londres, Berlín, Viena y París.
«Espero que sean geniales», comenta de unos espectáculos que prevé llegarán a España en una segunda etapa, ya en 2012.
Sobre el futuro, asegura que su música «se va a ir abriendo más y más» y que el público va a poder escucharle «como nunca antes» lo había hecho.
«Pienso que los primeros veinte años de mi carrera han sido una gran experiencia, pero ahora quiero expresarme de verdad», concluye.
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