El día de ayer acompañé a la Academia Nacional de Medicina en la inauguración de su ciento cincuenta año académico, oportunidad para reconocer la importante labor de este prestigiado organismo en la construcción de un México incluyente.
Celebré su trabajo para poner la ciencia al servicio de la salud de las familias mexicanas y su pasión para hacer del estudio un motor de vida y de la innovación un compromiso irrenunciable.
Su entrega es ejemplo a seguir para todos nosotros. Nuestro país requiere de profesionales como ellos, con visión innovadora, dispuestos a trabajar para prevenir las enfermedades, promover la salud y procurar el bienestar de todas las familias mexicanas.
Felicito a la Academia Nacional de Medicina, institución de enorme tradición en la historia nacional y agradezco su contribución a la salud pública y a la construcción del México donde todos los mexicanos gozarán plenamente del derecho elemental a la protección de la salud.