Los republicanos se aseguraron este martes el control del Senado de Estados Unidos, obteniendo al menos 51 de los 100 escaños, lo que consolida su posición en la Cámara Alta. La conformación del Senado resulta fundamental para definir el margen de acción del próximo presidente, quien necesitará apoyo legislativo para implementar su agenda.
Además, los republicanos buscan mantener la mayoría en la Cámara de Representantes, donde hasta ahora tienen una ventaja.
El Senado se renueva parcialmente cada dos años, y en esta ocasión los escaños en juego favorecen a los republicanos. Antes de estas elecciones, los demócratas contaban con una mayoría muy ajustada de 51 escaños (incluyendo independientes), mientras que los republicanos tenían 49.
Sin embargo, de los 34 senadores que debían renovar su cargo, 23 eran demócratas y 11 republicanos.
Los republicanos logaron victorias clave este martes al recuperar escaños en estados conservadores, comenzando con Virginia, donde Jim Justice sustituirá al demócrata Joe Manchin, quien no se postuló para la reelección.
En Ohio, Bernie Moreno también arrebató un puesto importante al demócrata Sherrod Brown. En Montana, el demócrata Jon Tester enfrenta una competencia feroz y se encuentra en desventaja en los conteos preliminares.
Los demócratas, además, debían defender cinco escaños en estados considerados “púrpura” ( los que tienden a variar su apoyo entre ambos partidos: Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Arizona y Nevada.
Estos estados resultan clave en el contexto político general, ya que suelen ser decisivos en las elecciones presidenciales. En Arizona, el demócrata Rubén Gallego lleva una ventaja provisional sobre Kari Lake, aunque el conteo sigue en curso.
En contraste, los republicanos han logrado mantener todos sus escaños en estados seguros. Rick Scott, en Florida, y Ted Cruz, en Texas, ambos republicanos, renovaron sus escaños con relativa comodidad. Florida era un objetivo clave de los demócratas, pero Scott mantuvo su puesto sin mayores dificultades. En Nebraska, la republicana Deb Fischer también conservó su escaño, aunque con una ventaja menos amplia sobre el independiente Dan Osborn.
Además, por primera vez en la historia dos mujeres negras ocuparán al mismo tiempo escaños en el Senado, tras las victorias de las demócratas Angela Alsobrooks y Lisa Blunt Rochester en Maryland y Delaware, respectivamente.
De los más de 2.000 estadounidenses que han logrado ser senadores, solo tres han sido mujeres afroamericanas, incluida Harris.
También resultó electa este martes la demócrata Sarah McBride, la primera persona transgénero elegida congresista en Estados Unidos por su estado natal de Delaware.
La mujer de 34 años, que ocupaba un escaño en el Senado local de ese estado del noreste del país, tendrá ahora una banca en la Cámara de Representantes, según NBC y CNN.
Los republicanos también aspiran a retener la mayoría en la Cámara de Representantes, donde compiten en una serie de distritos disputados. Su objetivo es consolidar una mayoría en ambas cámaras, lo que facilitaría considerablemente la implementación de la agenda de Trump en caso de su regreso a la presidencia.
La ventaja republicana en el Congreso es crucial para las políticas clave el pardito ha prometido impulsar, como las rebajas fiscales y las reformas migratorias, que requieren la aprobación de ambas cámaras. Además, el Senado tiene la potestad de ratificar los nombramientos presidenciales en cargos judiciales y ejecutivos, lo que permitirá al futuro presidente asegurar un equipo alineado con sus políticas.
Con el control del Senado y la posibilidad de dominar ambas cámaras, los republicanos podrían brindar un apoyo legislativo sin precedentes al nuevo presidente.