Sí, hoy celebramos el natalicio del gran Benito Juárez quien junto con un grupo de brillantes mexicanos liberales, crearon el Estado Moderno Mexicano, con la firme decisión para hacer nuestro país una nación libre e independiente, y combatió con todas sus fuerzas las intervenciones extranjeras, dos de las cuales Puebla tuvo el honor de ser el escenario de la derrota de los invasores y al año siguiente la ciudad mártir de las tropas napoleónicas que pretendían sojuzgarnos y que en el cerro de las campanas, se definió nuestra firme decisión.
Los traidores mexicanos que ayer y hoy existen, siguen viendo hacia fuera de nuestro país y se convencen de que los extranjeros son mejores que los mexicanos, y por eso los consideran dignos de gobernarnos, se saquean nuestras riquezas naturales, de explotar nuestra mano de obra, de no dejar beneficios para México y enviar todas sus ganancias a su metrópoli, cuando los vaivenes de la economía internacional les es adversa, pues optan por la fuga de capitales y dejan a México y a los mexicanos en las peores condiciones, hasta que para ellos pasa la tormenta y regresan a seguir gozando de los privilegios.
En el sistema económico internacional, en el que México está inserto, nadie se opone a la inversión extranjera, siempre y cuando sea con equidad y sin los falsos discursos de que vienen a crear fuentes de trabajo, cuando en realidad los puestos de trabajo son de los peores pagados del mundo, de que pese a una legislación laboral que defiende los derechos de los trabajadores, es laxa y no se aplica la justicia laboral.
México tiene abiertas de par en par sus puertas al capital extranjero, ante una clase empresarial incompetente, incapaz de competir y crear empleos bien remunerados y poder salir a los mercados internacionales a competir. Por el contrario, busca intensificar la explotación de la mano de obra argumentando que es el insumo más caro y ha optado por el modelo exportador, mientras ha descuidado el mercado interno.
Un ejemplo claro de traición a la Patria fue el rescate bancario que seguimos pagando todos los mexicanos, y los banqueros mexicanos han vendido todas sus instituciones a empresas extranjeras y se han apropiado del sistema financiero nacional, un sistema estratégico que jamás debió haberse permitido pasara a manos extranjeras.