La ida de la Supercopa (2-2) ofreció una doble versión del Madrid. Fue capaz de inmovilizar al Barcelona, pero no consiguió dar continuidad a su juego para que destacaran más jugadores como Benzema u Özil que otros como Pepe o Khedira. Empezó jugando bien y acabó precipitándose, presa de la ansiedad y de acciones de una agresividad desmedida. Las contradicciones reflejan el proceso que José Mourinho emprendió hace un año al frente del equipo y sus aprehensiones a la hora de medirse al Barça, sobre todo desde que encajó el 5-0 liguero en 2010.
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Mourinho y la táctica del bloque alto