A veces las listas de cinco no son suficientes, en el caso de las nuevas versiones de películas que resultan innecesarias eso está muy claro, pues casi todas lo son.
Pocas veces hay versiones nuevas, o refritos, que realmente mejoran el original, este año contamos con el ejemplo de The Mechanic con Jason Statham. Pero las versiones originales de Assault on Precinct 13, o de The Longest Yard, o de The Taking of Pelham 123, por ejemplo, estaban bien a su manera y en su tiempo.
Gracias a los estrenos de Conan El bárbaro y Noche de miedo, nos concentraremos en las películas que nunca debieron ser tocadas:
– Psicosis (1998): Nadie se debe acercar a Alfred Hitchcock, pero si tienes tanta arrogancia para tratar de hacerlo deberías evitar hacer un refrito igual, toma por toma, de la que posiblemente es la película más conocida del maestro. A pesar de esto hay que reconocer el descaro de Gus Van Sant. Filmó en color, eso es diferente, y agregó algunos cambios menores. Vince Vaughn interpreta el emblemático papel de Anthony Perkins de ‘Norman Bates’ y Anne Heche toma el papel de Janet Leigh como ‘Marion Crane’. Pero fuera de eso son los mismos personajes, los mismos diálogos, los mismos ángulos de cámara, e incluso el mismo tema musical de Bernard Hermann de 1960. Es un ejercicio interesante, pero al final de cuentas un fracaso.
– Un ángel enamorado (1998): Las alas del deseo de Wim Wenders de 1987 es un clásico moderno y tuvo una de las mejores actuaciones del fallecido Peter Falk. La original era melancólica, inteligente e impactante visualmente, seguía a un grupo de ángeles invisibles que vigilaban Berlín y observaban las acciones de la gente escuchando sus pensamientos, dándole forma a sus vidas en silencio. En cambio Un ángel enamorado era demasiado obvia – explicaba todo, sus emociones eran demasiado claras. Brad Silberling convirtió una historia sublime en una simple comedia romántica con Nicolas Cage (como angel) y Meg Ryan (como doctora), además de que son dos actores que juntos no tienen sentido.
– Las mujeres (2008): La lucha de mujeres de George Cukor de 1939, por cierto basada en la obra de Clare Boothe Luce, fue pensada como una sátira a las mujeres de jet set y sus vidas frívolas. Al dirigir por primera vez y escribir el guión, la creadora de ‘Murphy Brown’ Diane English la convirtió en una celebración. Sin duda contaba con un elenco femenino fuerte (Meg Ryan, Annette Bening, Cloris Leachman), como la original, pero no era como la constelación que formó Norma Shearer, Joan Crawford y Rosalind Russell. El tono de Cukor y su sincronización hacían falta; English empleó todos los instintos simplones de sus antecedentes en las comedias televisivas y al parecer nada de la profundidad del material del que partió.
– Los invasores (2007): Hay muchas versiones de la clásica de ciencia ficción Invasion of the Body Snatchers, pero esta se caracterizó por tener menos fuerza. Nicole Kidman, Daniel Craig y Jeffrey Wright interpretan a unos de los pocos ciudadanos que logran sobrevivir a una epidemia cuando una substancia del espacio exterior acaba con la población, convirtiéndolos en versiones sin emoción de ellos mismos. El caso de esta película ha sido funcionar como una reflexión de los tiempos, ya sea del McCartismo (1956) o de Vietnam y el Watergate (1978). En esta época presentaban imágenes de la guerra de Irak y del líder norcoreano Kim Jong Il, pero la ideología política de la película pareció metida a la fuerza y sin mucha profundidad. Lo peor de todo es que no daba nada de miedo, ni mantenía en suspenso.
– Karate Kid (2010): Esta es una elección personal, pero para cualquiera que creció en la década de 1980 Karate Kid causa mucha ternura. La versión de Harold Zwart mantenía la estructura básica e incluso algunos detalles importantes, como el movimiento de piernas en el final, cambió el lugar donde se desarrolla la historia de Los Ángeles a Beijing, pero eso no importó mucho. El principal problema fue la elección de Jaden Smith, quien es varios años menor de lo que era Ralph Macchio y se ve mucho más joven. Así que nada de las peleas ni el romance con la chica en la película, dos de los componentes esenciales de The Karate Kid, tenían sentido.
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