La industria es progreso y bienestar. Los países industrializados, los del primer mundo, se ufanan de tener los más altos niveles de vida. Nosotros nos esforzamos para dejar de ser tercermundistas. Queremos a como dé lugar dejar de tener pobres y tener todos los adelantos existentes y gozar de la vida, alcanzando la felicidad. Lo que considero imposible, porque pobreza y dolor los habrá mientras vivamos en este mundo, y aunque logremos todos los adelantos, no gozaremos la vida en forma plena, porque no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita, y la felicidad no depende de los bienes materiales, sino de los valores que se poseen, y que desgraciadamente los impulsores de la cultura de la muerte nos quieren hacer perder a como dé lugar, recurriendo inclusive a la imposición de leyes antinaturales.
Los extraordinarios inventos y los adelantos inimaginables de la tecnología nos hacen creer que somos dueños del Universo, que prácticamente somos omnipotentes. Esto en los poderosos, que a base de estos adelantos han amasado fortunas inmensas, muchas veces con grandes negocios realizados sin ética, como señalaba Su Santidad Benedicto XVI, produciendo la tremenda crisis económica mundial, de la que no acabamos de salir; ha dado como resultado un desarrollo de soberbia y ambición, creyéndose que pueden manipular impunemente los destinos de todos los países.
Se provocan guerras (Afganistán, Irak, Libia, guerrillas, insurrecciones, luchas entre carteles de la droga, etc.) para tener clientes para la productiva «industria de las armas», o bien, para controlar la producción petrolera. Las empresas gigantes que manejan la producción del petróleo, así como la de las armas, manejan a los gobiernos a su antojo y bloquean a los gobiernos que pretenden solucionar los graves problemas, de los cuales el más importante es la tremenda crisis ambiental, que no se puede resolver porque no se llega a acuerdos porque en las cumbres mundiales sobre ese tema, sencillamente son saboteados por los que no quieren perder sus extraordinarias ganancias, con una visión tan miope, que no se dan cuenta de que si el barco se hunde, también a ellos les toca, porque todos estamos en el mismo barco.
Esto mismo sucede con los políticos, porque con el afán de recuperar el hueso, sabotean todas las iniciativas del presidente, y luego lo culpan de todas las desgracias, llevando a cabo verdaderas campañas de mentiras y calumnias en los medios comprados y aprovechándose de los que Lenin llamaba «idiotas útiles».
Esto es lo que acaba de acontecer con Sicilia, que posiblemente con muy buena intención vocifera lo que le sugirieron los de las mafias, que Calderón es el culpable de todas las muertes (la mayoría son de narcos entre sí), porque al combatir al narco desata la violencia, exigiéndole que deje de combatir al crimen organizado, que así se terminarían la violencia y las muertes. Cuán grande tontería: en el momento que se retire el Ejército y la Policía Federal de las calles, los carteles serán dueños del país, la violencia seguirá entre ellos por el control de territorio y mercado, los secuestros, asaltos y muertes se multiplicarán porque ya no habrá nada que lo pare, habrá una total impunidad, la corrupción crecerá incontenible.
En las industrias es precisamente lo que pasa, y por lo cual, en lugar de llevarnos al progreso y bienestar, muchas de ellas, precisamente las más importantes, están cavado nuestra tumba, aunque también los muy tontos, igual que los políticos, no quieren ver que el planeta Tierra es nuestra única casa, no tenemos otra ni tenemos a dónde ir.
Ahí está como ejemplo la industria automotriz, a la que obligan a sacar del mercado y de la producción los modelos que se mueven por electricidad, sencillamente porque van en contra de los intereses de la mafia petrolera. ¡Deben tener mucho poder!
Otro caso es la industria de envases para agua embotellada y otros productos. Los cauces de los ríos, los lagos y ya también parte los mares, están inundados de estos desechos. La industria de productos plásticos es una grave amenaza para el medio ambiente. Pero éste es lo que menos les interesa, lo importante para esos empresarios sin escrúpulos es hacer dinero, no importándoles el daño que hacen a la Naturaleza y a la humanidad en general, a ellos incluidos.
Es el mismo caso que el de los políticos, que por su ambición no quieren aceptar que le están causando un daño muy grande a México y a todos sus habitantes.
Y el secreto de todo, la solución a todos estos gravísimos problemas ambientales y todos los demás, es desterrar la cultura de la muerte, no sólo en nuestro país, sino en todo el mundo, porque mientras impere la corrupción, la ambición, el egoísmo, el hedonismo basado en un materialismo que hace a un lado a Dios, que creó la maravillosa Naturaleza, de la cual el hombre es parte y en ningún momento está por encima de ella, y a la cual Dios puso a su cuidado, permitiéndole hacer uso, pero jamás abuso, de ella para cubrir sus necesidades, que si la cuidamos tendrá siempre los recursos suficientes para satisfacernos, no habrá solución. ¿Qué esperamos, pues, para restaurar la cultura de la vida? Esa será la única forma en que podamos ser felices y superar la pobreza y todos los demás males dentro de nuestras limitaciones, pues, siendo Dios creador del Universo, de la Naturaleza y, por lo tanto, del hombre, debe estar en el centro de nuestras vidas y actividades, y así haremos lo correcto.
«Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida.»
KLAUS FELDMANN PETERSEN