El calificativo es ampliamente usado en el gremio artístico, entre los trabajadores de la radio o la televisión cuando se trata de suplir a alguien sin haber tomado el ensayo para la presentación, digamos que es el desempeño de una función en estado de emergencia.
Eso es lo que se vivió entre la noche del 18 y la tarde del 19 de diciembre en la oficina del gobernador de la residencia oficial. Una decisión que además está encaminada a enfrentar los escenarios de 2013.
La salida de Mario Rincón estaba programada semanas atrás, su presencia era incómoda a la estrategia de los asuntos electorales y por que ante la indefinición de qué hará Fernando Manzanilla en los siguientes meses, el gobernador debía colocar a su relevo.
Los voceros oficiales enfocaron las baterías a Luis Maldonado, quien semanas atrás había puesto sus cartas sobre la mesa, no le interesa la Secretaría General y menos estar tan cerca del gobernador con quien ya ha tenido algunas contradicciones en público, la última durante el convivio en el Centro Expositor cuando el magisterio gritó «bono, bono» y el rostro enrojecido del gobernante no se contuvo, la gente estaba desesperada luego del largo discurso, casi informe, del titular de la SEP.
En Casa Aguayo, todo mundo sabía de la cancelación de actividades del titular de la Secretaría General a partir del 20 cuando emprendería, y así lo hizo, un viaje familiar fuera del país con regreso unos días antes del segundo informe de gobierno.
El Artículo 34 de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Puebla señala respeto de las funciones de la Secretaría General de Gobierno: «corresponde el despacho de los siguientes asuntos: XI.- Asumir el despacho y la representación de los asuntos que al Gobernador del Estado correspondan, en sus ausencias temporales, de acuerdo a la Constitución Política del Estado».
O sea Fernando Manzanilla sería el responsable ante la temporal ausencia del gobernador, asunto que ya ha sucedido en la administración, pero he aquí que el gobernador también quería tomar sus vacaciones y entonces se creaba un «vacío de poder» algo así como ¿y donde está el piloto?
Imagínese el lector que el Popocatéptl hiciera travesuras, o el EZLN se presente en alguna población de la entidad poblana, un sismo o cualquier asunto no programado en la agenda de riesgos. ¿Quién se haría cargo de los mandos mientras regresan el piloto y el copiloto?
El Artículo 71 de la Constitución Política del Estado de Puebla señala: «El Gobernador podrá ausentarse del territorio del Estado hasta por quince días consecutivos. Si la separación excediere de este término, pero no de treinta días, se encargará del despacho el Secretario de Gobernación.
Este supuesto es lo que verdaderamente obligó al gobernador a quitar de un día para otro a Mario Rincón y traer a Eukid Castañón Herrera, quien se convierte así en el hombre fuerte que operará cualquier asunto que el gobernador tenga en mente, entre otros relevar a Fernando Manzanilla, aunque la Ley no prevea que sus facultades abarquen la suplencia del gobernador. Pero en Puebla sólo uno manda por encima de quien sea; mientras tanto, dicen, anda por Canadá.
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