Es muy fácil comprar al momento de los ofertones que ofrecen las tiendas departamentales y comercios en general por tiempo limitado, pero muy difícil hacer rendir el dinero los días posteriores cuando los gastos del hogar deben cubrirse y sobre todo cuando llega la fecha de pago para las tarjetas de crédito con que se hizo la compra.
Muchas de las compras que se realizan en periodos de venta especial en el año, como lo es el Buen Fin o al final de cada temporada se hacen con tarjetas de crédito, contrayendo con ello, intereses y deudas que pueden durar meses o años, sin que los consumidores se percaten de que en realidad están gastando más de lo que pueden pagar.
Como ocurrió el pasado fin de semana largo, que inició desde el viernes 16 y terminó el lunes 19 de noviembre mejor conocido como «Buen Fin» implementado en 2011 por la Concanaco, el sector empresarial y el gobierno federal como una estrategia para lograr una derrama económica adelantada de la temporada navideña aprovechando los aguinaldos y bonos anuales que reciben los trabajadores.
Esta iniciativa que por primera ocasión logró un ingreso adicional de 106 millones de pesos por concepto de ventas, ahora rebasó la expectativa de los especialistas por arriba de 140 millones de pesos que fueron recabados.
Y es que en este 2012 se unieron a la iniciativa otros organismos empresariales como hoteleros, restauranteros, prestadores de servicios turísticos e incluso desarrolladores inmobiliarios y automotrices, a fin de atraer el capital de los consumidores en potencia a los diferentes ramos productivos y de servicios del país.
De modo que los clientes pudieron adquirir artículos y otros enseres a meses sin intereses, con descuentos del 10 al 50% en diversas categorías participantes, ofertas empaquetadas, precios especiales, abonos en monedero electrónico y reembolsos del IVA en efectivo, entre otras promociones.
No obstante, los precios bajos y las grandes campañas publicitarias que el Buen Fin produjo en todos los medios de comunicación, así como la proximidad de la época decembrina donde las familias acostumbran intercambiar regalos y adquirir juguetes para los niños el Día de Reyes, orillan a apostar gran parte del presupuesto con que se pretendía solventar los gastos para otros rubros o situaciones difíciles.
Y sin querer, en la mayoría de los casos, se termina gastando en otras cosas que no se tenía planeado y que resulta un gasto innecesario.
Esta situación en que comúnmente recae la población mexicana se debe a la poca o nula cultura financiera que controle los gastos corrientes de la quincena o el mes, los pagos que se tienen que cubrir de las tarjetas de crédito y otro apartado especial para crear un ahorro que será utilizado para emergencias o casos extraordinarios.
Desafortunadamente en México la cultura del buen manejo de las finanzas personales, al igual que de los préstamos bancarios representan un grave problema para la economía familiar y una preocupación más para los jefes de las mismas que se ven apretados por las deudas y que, en el peor de los casos, son llevados hasta el suicidio.
Lo ideal sería contar con un presupuesto ahorrado para aprovechar los beneficios de estas ventas especiales y, además, no dejarse llevar por la primer oferta que se encuentre, sino comparar y acercarse a la Profeco para tomar la mejor opción que se adecue a las necesidades de cada consumidor.
Finalmente, lo que importa es que los mexicanos año con año tendrán la oportunidad de adquirir a buen precio diversos productos y servicios del mercado y que la implementación de esta iniciativa representa un impulso a la reactivación económica nacional, mas no hay que dejar de lado las consecuencias del consumismo irracional que ocasionan los descuentos.
Por lo que corresponde a las autoridades del gobierno entrante informar con mayor constancia y claridad sobre los riesgos de realizar gastos exorbitantes que afectan la economía del consumidor y contraer deudas crediticias en fechas como éstas de grandes ofertas mediante programas constructivos con los que se fomente la cultura del ahorro y el uso efectivo de las tarjetas de crédito.