Si en esta ocasión, esta tribuna libre del expresionismo periodístico, desvía su intención de hablar de fierros de competencia, es porque el clamor nacional de un basta a la violencia generada por la guerra contra el narcotráfico, alcanza ya magnitudes insospechadas.
Las estadísticas acerca de la muerte de inocentes, compatriotas nuestros, son de verdad alarmantes, la violencia se ha generalizado en toda la República Mexicana y si bien nuestra adorada ciudad Puebla se ha mantenido con un índice relativo de tranquilidad, no podemos hacer oídos sordos a lo que sucede en rededor nuestro.
Muchos compañeros periodistas han expresado desde sus trincheras cuales son los motivos, causas y orígenes de esta cruel etapa de nuestro País. A muchos les ha costado la vida y sus familias lloran las perdidas, pero jamás dejaremos de reconocer que esos mártires de la libertad, han metido el dedo en la llaga y han hecho ver la realidad que se está viviendo en nuestro México.
¿Cómo detener un negocio de incalculables márgenes de utilidad?
Porque a resumidas cuentas el narcotráfico es eso… Un negocio que logra vender en 1000 pesos lo que cuesta 2 centavos. No se necesita ser un mago de las finanzas, para saber que con esos márgenes de utilidad tan brutales se pueden pagar todo tipo de corruptelas, sicarios, túneles, vehículos y todo aquello que la imaginación alcance a percibir. Y si bien se han logrado detener, encarcelar, eliminar a muchos de aquellos que realizan este negocio, será prácticamente imposible eliminarlo en su totalidad, mientras no se tomen medidas radicales que logren no solo disminuir la capacidad económica de estos Cárteles de la droga, sino hacerlos desaparecer de una forma inteligente y sobre todo que les quite la posibilidad de seguir creciendo en un mercado «prohibido» que genera miles de millones de dólares al año.
¿Qué mataron a 500 zetas? No importa, el negocio del narcotráfico tiene la capacidad económica de preparar otros 500 en una semana. Un círculo vicioso del cual jamás podremos salir en tanto el Gobierno de la República en conjunto con los gobiernos involucrados en la producción, transporte y consumo de estupefacientes no tomen las medidas necesarias para evitar el brutal enriquecimiento de las familias poseedoras de estos cárteles.
¿Que la secretaría de Hacienda rastreará las cuentas millonarias y se aplicarán controles para saber los orígenes de estas cifras? Por Dios, a ¿quiénes les quieren ver las caras de inocentes? El lavado de dinero en sus orígenes creado por Al Capone en sus famosas lavanderías chinas, siempre ha encontrado campos fértiles en los cuales sembrar. Y además bancos sin escrúpulos morales que financien y apapachen estas operaciones tanto en Suiza, como en Caimanes y aún en nuestro País.
No Sr. Presidente no es tratando de averiguar quiénes y cómo se hacen de fortunas incalculables cómo se podrá detener esta inhumana carnicería de compatriotas.
Se trata de quitarles en su totalidad el negocio a quienes lo están realizando.
Y para ello Sr. Presidente basta regular por conductos plenamente Constitucionales, la legalización y utilización ya sea por drogadicción o uso médico de tantos y tantos productos naturales y químicos que están sirviendo para hacer cada vez más poderosos a los que se dedican a este negocio.
En otras palabras quitarles el negocio ILICITO que es el que genera miles de recursos económicos y convertirlo en un negocio LÍCITO controlado, regulado y sobre todo que se entienda que el drogadicto declarado como tal es un enfermo más, como lo es el alcohólico.
¿Cuándo se terminó en Estados Unidos el poderío de los traficantes de alcohol?
En el momento de la regularización y legalización de este negocio que generaba millones de dólares.
El ejemplo es claro y no hay que descubrir el hilo negro para saber cómo detener esta ola de crímenes. Lo que falta es voluntad. Voluntad de hacer las cosas bien y sobre todo, sin temor a que los GOBIERNOS pierdan su «caja chica» ¿O será esa la causa por la que no se desea actuar? Y sin necesidad de tirar piedras, si no hubiera otro recurso. Estimado lector… Se lo dejo a su albedrio y por lo pronto junto con esta interrogante, también les dejo mi reputación, para que la hagan pedazos. Hasta mañana.
Comentarios: jatoza@yahoo.com.mx.