La sobrepoblación en los 22 Centros de Readaptación Social del Estado de Puebla, vuelve a ser motivo de preocupación como resultado de un estudio realizado por la Cámara de Diputados federal, en el que hace ver el peligro latente del hacinamiento de todos los días, además de seguir estando revueltos procesados con sentenciados, los primo delincuentes con personas que reiteradamente han violado la ley y aunque no lo dice, es evidente que las cárceles están mayoritariamente habitadas por jóvenes. Los penales de todo el país no han podido quitarse el mote de ser «universidades del crimen».
Recientemente, se informó que en el penal de San Miguel se hizo un operativo para quitar privilegio a varios de los internos, y por igual les fueron decomisados teléfonos celulares, televisores, celdas de privilegio y otros beneficios que son lujos que sólo algunos pueden pagarse. No se difundió mucho que hubo decomiso de drogas y sustancias prohibidas.
Pero tampoco se dieron a conocer planes para despresurizar las prisiones, lo cual es urgente para evitar males mayores como motines, riñas diarias por espacios vitales y alimentos, así como enseres tan necesarios como cobijas y colchonetas, que provocan no sólo peleas, incluso homicidios.
Respecto a televisores y radiograbadoras, se argumentó que se toman como un privilegio, pero se omitió señalar que hay reclusos que se dedican al alquiler de esos aparatos y sirven para un rato de esparcimiento para los internos. Pero importante es que los presos no deberían estar totalmente aislados de la realidad cotidiana de Puebla, México y el mundo, pues cuando logren su libertad se enfrentarán a un mundo totalmente ajeno al que dejaron cuando entraron a prisión, y será mucho más difícil su reinserción social.
A quienes por motivos de conductas antisociales, como se califica a quienes delinquen o presuntamente lo hacen, puede ser contraproducente el aislarlos por completo, pues ignoran que sucede desde su ciudad, debido a que las visitas de sus familias, amigos no les ubican en la dimensión adecuada de la problemática social, económica y política de su ciudad, de su entidad, de su país y en general del mundo. Esto hace más difícil los planes de readaptación social.