Decía Fernando Rey en el film Tristana de Luis Buñuel que el trabajo definitivamente no dignifica al hombre, lo envilece más, las relaciones de poder son un juego peligroso que, a veces, saca lo peor de los seres humanos. Quiero matar a mi jefe es un ejemplo de ello y una comedia de humor muy explícito o altisonante.
Tres hombres se empeñan en su trabajo: un agente de ventas, un asistente dental y un contador de una empresa química. Sus jefes se esfuerzan por alardear de su poder al desprestigiarlos, acosarlos y rebajarlos.
Los tres terribles jefes son Kevin Spacey, Jennifer Aniston y Colin Farrell. Spacey es un celoso y estirado jefe, temeroso de perder el control que ejerce sobre la gente; Aniston es una dentista que utiliza su poder sexual para atemorizar a su subordinado y Farrell es un personaje espléndido: un pseudo junior, fanfarrón, panzón, medio calvo y decidido a tirarse a la vida loca.
Quiero matar a mi jefe funciona por las fechorías de los jefes y no precisamente por sus timoratos empleados, en realidad protagonistas de la película, que deciden intercambiar asesinatos y que apoyan la idea de Rey, el trabajo envilece al hombre al hacerlo temeroso.
Quiero matar a mi jefe está ya en los cines mexicanos para quienes desean reírse con el humor estadounidense y fantasear con tener una jefa como Aniston, que los sorprenda desnuda en plena jornada laboral.
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